Inocencia De Amor

Una mera casualidad me empujó a desgranar esta historia verídica. Las memorias más tristes volvieron a despertar al reconstruir las vidas de dos mujeres que fueron víctimas de una violencia traumática por parte de un hombre que llevó dos vidas paralelas y creó dos familias, una judía y la otra cristiana. Ante el lector desfilarán multitud de imágenes sobre la grave irresponsabilidad de un padre que arrastró a sus hijos a una vida desdichada, dejándoles una impresión indeleble y borrando la sonrisa fresca de la niñez. Estas dos mujeres valerosas sobrevivieron gracias a esfuerzos denodados. En aquella época era inútil gritar en demanda de socorro, pues el peligro llegaba aún antes que la angustia, sumiéndolas en la desesperanza y la desolación.

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מסת"ב: 9789657038321

Una mera casualidad me empujó a desgranar esta historia verídica. Las memorias más tristes volvieron a despertar al reconstruir las […]

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PRÓLOGO
La balanza de esta historia en la que hechos increíbles formaron parte de uno de los extremos más dolorosos de estas vidas paralelas, casi sin aspectos positivos que puedan manifestar la fuerza de la esperanza, reside en que lo mejor y realmente maravilloso que quedó de aquel amor desquiciado fueron seis hijos que Clara amó con locura. En los humildes caminos de su vida, inspirada por ellos de un gran coraje para erguir la cabeza y dar la cara a la realidad, por muy penosa que fuera, sabía que tendría que escalar su propia montaña y luchar por el destino que ella misma había forjado. ¿O acaso por la cita con ese destino? Claro, solo el destino.
Quisiera escribir la historia de mi vida para regresar a lo que realmente ocurrió y recordar a mis seres bienamados, a mi madre santa que nos dejó como herencia el amor a la humanidad, la ayuda al prójimo y la voluntad de permanecer siempre juntos. Quiero escribir esta historia singular y transmitirla, aunque sea en pequeñas dosis, para que tanto sufrimiento no pase desapercibido en mi familia.
Yo soy la segunda hija de su matrimonio con Alex. Después de muchos años en Israel, regresé a Colombia para acompañar a mi querida hermana a un trasplante de pulmones, al que desgraciadamente no sobrevivió. Pero en esos seis meses de espera increíblemente felices que pasamos en Colombia, la vida adquirió una enorme importancia y muchas verdades dolorosas salieron a la luz; verdades ignoradas que, por una coincidencia, nos llevaron a un laberinto que empezamos a cruzar, librando batallas nada fáciles. Con una determinación absoluta decidimos llegar al fondo de la verdad, compartiendo la decisión de coronar esta historia con éxito.
El pasado había aparecido repentinamente, totalmente transformado en algo que parecía inconcebible, pura ciencia ficción. Entre lágrimas amargas, rabias y alegrías, descubrimos que nuestra madre Clara no fue la única mujer que vivió una vida apasionada, salvaje y lleno de dolor y tragedia con su amado Alex, nuestro padre, sino que paralelamente una mujer cristiana, Gabriela, había vivido con una corona de espinas no menos dolorosa que la nuestra. Clara con seis hijos, y Gabriela, con nueve, todos del mismo padre, Alex. Estas vidas paralelas convirtieron la nuestra en una parodia en la que un hombre desalmado jugó con los seres humanos sin preguntarse si el mal que hacía destrozaría como copas frágiles las almas de sus hijos y las de las dos mujeres.
¡Oh, padre, la vida es demasiado seria como para jugar con ella! ¿No lo sabías?
Hoy, tantos años después de tu muerte, escucho una de tus melodías con los ojos cerrados, mientras las lágrimas no dejan de fluir y el tiempo vuelve atrás con una velocidad increíble. Y veo a esas dos mujeres tan jóvenes, tan ilusionadas por el ansia de vivir felices a pesar de todos los pesares, sacrificando todo por el futuro de sus hijos. Y tú, padre de quince hijos reconocidos y quién sabe cuántos más tirados por el mundo, moriste solo en un hospital tétrico, entre la cruz y la estrella. Quién sabe cuál fue tu último pensamiento; ojalá Dios te haya perdonado.
No estudié en la universidad y hace 34 años que vivo en Israel. Desde que me casé trabajé al lado de mi marido para criar dignamente a nuestros cuatro hijos. A veces me faltan palabras; por eso decidí escribir una novela. Es impensable, pero con ella regresé al pasado y me reencontré con mis seres queridos que ya no están.
El mundo está lleno de enigmas, de maravillas, de sorpresas, pero lo que nos deparaba la vida al volver a Colombia después de 34 años llegó a paralizarnos. Evocar el pasado fue como entrar en un laberinto lleno de obstáculos, pisando la huella profunda y dolorosa de esas vidas extrañas, pensando siempre en que la perfección a la que aspiramos depende de lo que piensan, opinan y deciden los demás. Tendría que hacer frente a una revelación triste y sobrecogedora, más allá de las palabras; lo que una imagen provoca en quien la ve es una invitación a navegar, a partir de un hecho concreto por la infinitud de la imaginación.
En estas páginas dejaré impresa cada parte importante de nuestras vidas; los lectores se darán cuenta de que, si bien parece una especie de telenovela, es una historia basada en la vida real.
Antes de morir mi hermana del alma hablamos de escribir un libro; cuando falleció, juré ante su tumba que lo intentaría.
Ya empecé. ¡Descansa en paz!